INTERCULTURALIDAD Y CULTURA GUARANI



















Elaborado por: Jorge Alberto Paredes






PRESENTACION


En nuestro país sobreviven culturas que ha resistido muchas afrentas culturales; desavenencias históricas que condujeron a la conformación de poblaciones con características indefinidas o en procesos de transición o simbiosis cultural. Este es el caso del Pueblo Guaraní habitante indomable de las tierras del chaco boliviano, que sostuvo en su inquebrantable auto afirmación de iyambae-sin dueño, a la cruz y la espada.

De los choques culturales y la búsqueda por un encuentro entre culturas en condiciones aceptables, para la construcción de un pensamiento y una actitud de respeto y valoración de la gente antes que las cosas, es el tema que desarrolla este material educativo.

Esta es una cartilla de uso educativo, introductoria para todos los que quieran acercarse al conocimiento de la cultura guaraní bajo un enfoque intercultural, su elaboración responde a muchas entrevistas, opiniones y análisis con diferentes personas. En el contenido se desarrollan aspectos vivenciales de la cultura guaraní en relación con otras culturas, desde sus manifestaciones externas hasta sus valores y actitudes frente a la vida y a sus semejantes.

Como parte central de estos apuntes se presenta un concepto de interculturalidad, entendido como una propuesta de apertura, aceptación y revaloración cultural y más que todo como un desafío de convivencia en estos tiempos.

Esperamos que esta cartilla sea de ayuda en reuniones, talleres, eventos comunales, escolares y/o para el análisis de personas que quieran introducirse e impulsar aspectos centrales de la cultura guaraní.





“Opaete kuae ivi jae ko ñande ramii reta oeya yandeve vae”



UN CONCEPTO COMPARTIDO DE CULTURA 

La mayoría de las personas entienden como cultura a todas las expresiones externas que un pueblo genera, como la música, la vestimenta o la artesanía. No obstante, el concepto de cultura es más profundo y se refiere a una vivencia real y compartida de todo un pueblo.

Cultura son todas las formas y modos compartidos de entender el entorno, de pensar, de hablar, de expresarse, percibir, comportarse, organizarse socialmente, comunicarse, sentir y valorarse a uno mismo como persona y como grupo, concepto que en guaraní se denomina TEKO. 

Todo pueblo indígena ha desarrollado una manera de ser particular, que entendemos como su cultura.
 
Las culturas cambian de manera constante y permanente, revisemos comparativamente algunos aspectos que identifican y se transforman en una cultura:

En las culturas encontramos un conjunto de formas y modos de pensar que están estrechamente unidas a su lengua, porque el lenguaje no es solamente un elemento de comunicación sino, sobre todo, la expresión de una manera de entender todo lo que nos rodea. Todo lenguaje contiene en sí una forma particular de pensar.

El idioma es un elemento fundamental de cualquier cultura porque hermana y cohesiona a todos sus portadores. Todos los que hablan un mismo idioma se identifican como una gran hermandad porque a través de ello alimentan su cultura. 

Las palabras de un idioma transmiten los códigos de una cosmovisión, de una forma de ver el mundo.  Por ejemplo, un guaraní puede decir en castellano una palabra emotiva como "te amo" y no sentirla, pero si lo dice en guaraní "roaiu" fluye el poder de la palabra y siente todo lo que esta diciendo.

En todos los idiomas las palabras tienen un significado muy profundo y al igual que la cultura éste se va transformando o adaptando a nuevas situaciones que se presentan en las personas o en el conjunto de la sociedad. 

Los antiguos guaraníes eran muy celosos de su idioma y al sentir que se iba transformando pedían a los jóvenes que hablen bien el idioma, puesto que una persona que se expresa bien se la respeta y mucho más si sus palabras son sabias. A quienes dominan el idioma se les llama – Ñee Iya – Dueños de la Palabra, y son muy respetados dentro de su comunidad.


“La perdida de la lengua de un pueblo no sólo significa la desaparición del idioma sino, de una manera de establecer relaciones humanas, de una manera propia de comprender la realidad, en resumidas cuentas, de una propia manera de pensar”.

En las culturas se distinguen formas de entender el mundo a través de los sentidos. Por ejemplo, es conocido que los que viven en mayor relación con la naturaleza escuchan, observan y sienten dentro de un monte mucho más de lo que percibe un hombre de la ciudad. La definición de los colores o sonidos son seleccionados en base a la forma cultural de percibir el ambiente que les rodea.




Las maneras o formas de describir las vivencias y de transmitir las experiencias de la vida, son también una manifestación de la cultura, es decir, las diversas formas o estilos de expresar lo vivido individual y colectivamente, que son representadas en obras concretas y sensibles, desde la cerámica hasta el teatro y desde la música hasta el baile.

En el pueblo guaraní se tiene una propia manera de ver e interpretar el mundo, por ejemplo, a través de los mitos explica la creación del universo, la aparición de las lluvias o el origen del maíz; del fuego, etc.  También tienen una explicación para el origen de las enfermedades. A esta manera particular de ver el mundo se denomina Cosmovisión Guaraní.

La música, el arte y el teatro hacen parte de la más representativa celebración guaraní llamada arete, que congrega a las personas de la comunidad en sus rituales de convivencia.

No sabemos si el arete era utilizado como un ritual de guerra. Algunos dicen que era una ceremonia antes de la guerra para pedir a los espíritus la victoria frente a los enemigos ó como despedida por si alguien muriera en la batalla. Se tienen recuerdos todavía de la celebración del arete en ceremonias posteriores a la guerra, realizadas para celebrar la victoria. 

Pero más que todo el arete era el rito para festejar la cosecha del maíz que está directamente relacionada con el agradecimiento a la madre tierra, los hermanos y los dioses, expresado creativamente a través de la música, el arte y el teatro.

En el arete a través de la música de flautas y tambores, que imitan el canto de pajaritos en el monte, genera unidad y convivencia, es el momento central para el encuentro de todos en la comunidad, los vivos con sus prendas vistosas y los muertos en el recuerdo y en el blanco de las pinturas faciales. 


El arte se hace presente a través de los grabados en las tinajas, finamente elaboradas para contener la chicha, al igual que mates y tutumas, decorados artísticamente para invitar a los convidados, el fruto de la relación del hombre con la tierra. El teatro desarrollado de forma impersonal y comunitaria, tiene en los “agüero güero”, sus representantes, usan máscaras para cubrir el rostro con apariencia de abuelos o abuelas que cuentan historias antiguas, por lo que se les ha llamado aña aña, es decir, espíritus de los que ya han muerto, que viene a la fiesta a juntarse con los vivos. Estos artistas del pueblo con sus palabras y actuaciones traen recuerdos de otros tiempos durante la celebración.

La música, el arte y el teatro son el eje dinamizador que recrea la cultura transmitida de generación a generación.


Las formas o modos de comportamiento se encuentran en toda cultura, desde la manera de saludarse y despedirse, es decir, gestos usados diariamente y las conductas sociales, hasta los ritos practicados de forma especial. Las actividades y los comportamientos que se observan al interior de un grupo social tienen incorporados los códigos de normas y valores con los que sus miembros establecen y controlan sus relaciones.

El saludo de buen día en castellano traducido en guaraní sería puama, sin embargo, si revisamos esta palabra literalmente diría: ¿ya te has levantado?

Estos valores son la manera en la que el grupo de forma socialmente compartida, considera aprobado, permitido o prohibido un proceder individual o grupal.

En el pueblo guaraní se tienen ideas compartidas a las que se les da mucho valor, por ejemplo, vale más tener muchos parientes - tëtara reta - que tener cosas materiales, en este sentido, una persona que no comparte los productos de su cosecha es mal mirado por su comunidad.  En base a estas ideas se conforman los valores que con el tiempo se constituyen en leyes de la comunidad, conocidas como leyes consuetudinarias o de costumbre, es decir que se las obedece, aunque no estén escritas.  Entre estos valores se encuentran el: Tëtara - Pariente, Mboroaiu – Amor sublime, Mborerekua - Compartir, Yoparareko – Solidaridad y Yopoepi - Reciprocidad.

Las formas de comunicarse en las culturas se presentan de formas y modos diversos, pero en el acto comunicativo no se transmiten solamente mensajes entre un sujeto emisor y un sujeto receptor, sino que el modo como el mensaje se expresa – entonación, énfasis, pausas, gesticulaciones – indica la actitud del sujeto emisor hacia el contenido del mensaje, hacia la persona receptora y hacia sí mismo, en este sentido, se habla más de interlocutores que recíprocamente intercambian mensajes.

Las formas de expresarse varían de cultura a cultura y estas diversidades dificultan con frecuencia la comunicación entre personas de culturas diferentes. Por ejemplo, antiguamente hombres y mujeres no podían hablar entre sí a no ser que sean hermanos o esposos. Si lo hacen, cualquiera que sea el contenido o la intención, se asume que existe o se busca una relación sexual.

Entre los guaraní existe una voz femenina y una masculina para el uso de algunos términos o palabras. Por ejemplo, el hombre dirá a su hijo “che rai” (mi pedacito) y la mujer dirá “che membi” (lo que ha salido de mí), el sentido de ambos términos es similar, aunque en su significado profundo sean diferentes en una relación complementaria de género.

Las formas y modos de sentir son particulares en las culturas.  No sólo la manifestación de los afectos posee rasgos culturales propios, sino que puede ser muy variada la manera en que el individuo se conecta con sus propios sentimientos y con el de los demás.

En el caso guaraní, en la relación interpersonal juegan un papel muy importante los valores, uno de ellos es la reciprocidad que actúa como valor clave al interior de las relaciones intra comunales e inter comunales.

La reciprocidad es uno de los elementos fundamentales del ser guaraní, una persona que no tiene este valor no puede ser considerado guaraní, porque ser guaraní no tiene sentido si se vive individualmente, olvidando a sus hermanos.

Antiguamente, la práctica de la reciprocidad se vivía en todos sus aspectos; por ejemplo, en el intercambio de productos, se compartía la producción del chaco o cuando alguien iba a cazar y traía carne debía repartirlo con toda la comunidad; casi nada tenía valor monetario, podía valer lo mismo una vaca que una gallina, porque lo importante era el acto recíproco de dar o compartir lo que realmente tenía valor.

La posesión de la tierra es compartida con todos, sin propietarios individuales, es así como aparecen tres términos guaranís unidos por su significado Tënta, Renda y Jenda, correlativa y literalmente, familia, lugar y asiento, es decir, es posible “ser y existir” sólo cuando uno tiene una familia, un lugar donde vivir y un punto de partida para desarrollarse.

El núcleo de una cultura está constituido por la forma y el grado de autoestima grupal, es decir cuanto nos conocemos y aceptamos al interior de un grupo. La autoestima está estrechamente relacionada con la auto-imagen o auto-representación que el grupo tiene de sí mismo.

Para el guaraní ser Iyambae –sin dueño -, es como se ve a sí mismo, es el ideal de que siempre fue y será sin amo, libre, autónomo. Pero esta libertad o autonomía personal termina cuando toca los derechos de los otros en la vida de comunidad; esta conducta esta regulada por una instancia con autoridad máxima que es la asamblea o ñomboati, donde se resuelven todos los conflictos y cuyas resoluciones deben ser acatadas por todos y de su cumplimiento se encargan los tëtaruvicha reta o dirigentes máximos.

La imagen de sí mismo, no esta necesariamente expuesta o expresada, posee un origen, se forma desde los acontecimientos pasados que han dejado una huella en el presente.  Estos pueden ser hechos dolorosos o de una inmensa alegría comunal o colectiva.

Otro elemento importante para la formación de la auto- imagen o imagen propia de un grupo, es la manera como siente que es visto, valorado o menospreciado, reconocido o desconocido, por otros grupos culturales con los que se relaciona.

Ambos elementos como la historia propia y la percepción del otro, conforman una auto-imagen que tiene base en un sentimiento colectivo, sea de superioridad, de inferioridad o de igualdad en relación a las otras culturas.



IDENTIDAD CULTURAL Y CAMBIO

Lo propio de una cultura podemos decir que es su identidad cultural, sin embargo, cuales son los aspectos o características realmente propios de una cultura.

Muchos estudiosos (sociólogos, antropólogos y expertos en culturas antiguas) consideran que lo propio de una cultura son todas aquellas cosas, elementos o rasgos que la diferencian en relación al resto y la hacen exclusiva o típica.

Lo propio, creemos que no es necesariamente lo exclusivo. Lo propio, la identidad de un pueblo, está formado por una variedad de formas y concepciones que vienen de dentro y fuera del grupo, comunidad o pueblo.

La identidad tiene, en verdad, una conformación heterogénea.  Los elementos y aspectos más íntimos de una cultura pueden tener diversos orígenes. Lo importante es que formen parte de la vida cotidiana de un pueblo sin que esto disminuya su auto-estima.

Este carácter heterogéneo o diverso de lo propio de un pueblo, es fruto del constante proceso de transformación, cambio y reinvención en que se encuentra toda realidad humana, por ser una realidad viviente. Y no hay conservación de una realidad viviente sin cambio y transformación.

Todas las culturas se conservan cambiando, asumiendo, apropiándose de modos y formas culturales nuevas. La apropiación de lo externo puede adoptar una diversidad de estilos, llegando a ser asumida vivencialmente por el grupo, comunidad o pueblo. Si dicha apropiación no elimina los valores fundamentales y los saberes de una cultura, pasa a formar parte de lo propio de esta cultura.

Existen elementos y aspectos que en el pasado formaron parte de lo propio de una cultura y que a través del tiempo dejaron de ser asumidos vivencialmente por una diversidad de causas. En ese caso, se trata de elementos que un pueblo ya no vive ni asume como suyos. Han dejado de formar parte de su identidad cultural.

Los pueblos indígenas son esencialmente prácticos y sólo conservan lo que tiene valor de uso real.

Los cambios culturales de manera general no son casuales, son producidos por algo o por alguien a eso le llamamos agentes de cambio.

Por ejemplo, en tiempos de la colonia los agentes de cambio para la cultura guaraní fueron, para citar algunos:
Los conquistadores
los sacerdotes,
colonos ganaderos,
los comerciantes,

A principios de la República,
los pueblos,
los militares,
y las nuevas políticas del Estado que se formaba.

Pero también los agentes de cambio estuvieron dentro de la comunidad en el contacto con algo nuevo, por ejemplo:
cuando se trasladaban a un lugar desconocido o donde pasaban hambre y descubrían nuevos alimentos,
cuando aceptaban a otra gente con otras costumbres dentro de la comunidad, por ejemplo, el mestizaje con los chané o el intercambio de productos con los quechuas.

Estas situaciones producen cambios comportamentales en los grupos; a veces de ser guerreros se vuelven pacíficos o de ser pacíficos a guerreros.

Durante los años de guerra contra los karai, el pueblo guaraní fue cambiando de comportamiento, muchos fueron bien firmes en defender a sus tradiciones, otros no se sabían de que lado estaban, por un rato hablaban a favor de su comunidad y otro a favor de los karai, eran mokoirova – es decir, de doble cara. Otros dejaron su cultura y la odiaron para asumir las costumbres de los karai. Un caso extremo y relativamente difundido fue el cambio de nombres y por ende, el desconocimiento de sus padres. Estos comportamientos y otras situaciones hicieron que el pueblo guaraní perdiera la guerra y mucha gente quedara sometida en estado de esclavitud y servidumbre.

En nuestros días, los efectos y consecuencias de la invasión cultural y del sometimiento se distinguen claramente, por ejemplo:
Muchos jóvenes prefieren practicar e imitar las costumbres foraneas, consideradas mejores o más sofisticadas, porque creen o les hacen creer que lo propio, sencillo y cotidiano no vale.
Otros niegan su idioma, a veces lo hacen porque los que hablan castellano los obligan a hacerlo, los humillan y los hacen sentir menospreciados.

A estas conductas se les llama aculturación. Entendemos como aculturación todo tipo de fenómenos de interacción que resultan del choque entre dos culturas.

Algunos efectos de aculturación producidos por agentes de cambios, se pueden reconocer en la transformación de valores, cambios en la manera de organizarse y en la intencionalidad de acciones llevadas a cabo por intereses creados, este es el caso de los agentes de cambio que se citan a continuación:

Militares quienes inculcaron obediencia ciega y subordinación a las ordenes y a la estructura impuesta prohibiendo pensar.
Sacerdotes que impusieron cambios en las creencias religiosas indígenas, imponiendo sus ideas en base a obediencia obligada y dependencia ideológica.
Colonos ganaderos que por su interés económico y territorial hicieron reinar el miedo, sometiendo a familias enteras a una dependencia y sumisión humillante, generando sentimientos de soberbia y rencor.
Comerciantes que incorporaron el papel moneda, una nueva forma de intercambio creando deudas, mentiras, engaños, y transformación en los valores de reciprocidad y convite.
La escuela cambio muchas conductas provocando el desprecio del idioma, sus orígenes, manera de vivir y sobretodo creo un complejo de inferioridad cultural.
Así también, el reconocimiento del nuevo estado nacional produjo sumisión a autoridades desconocidas y sin representación, que sólo ayudaron a la pérdida del territorio indígena.



Muchas comunidades han adoptado otras conductas, han asumido la manera de vivir que les han impuesto los “otros” y así lo demuestran hacia fuera, pero dentro de su familia o su comunidad muchos siguen manteniendo su autentica forma cultural de ser.

Esta es una forma indígena de conservar la cultura, es posible que se hable en castellano para los de afuera, pero al interior de la familia hablen en guaraní y a través de la lengua siguen transmitiendo su cultura, aunque clandestinamente y sin libertad.

Esta situación ha llevado muchas veces a cambios totales, haciendo desaparecer la cultura propia, porque poco a poco el castellano y las costumbres externas se han ido apoderando de la comunidad y el idioma y otras expresiones culturales solo son practicadas por la gente mayor, destinando a la nueva generación a la perdida de su auto estima e identidad cultural.

Un mecanismo de defensa usado por muchos pueblos indígenas es el bilingüismo, es decir, hablar un poco del idioma materno y un poco del idioma ajeno, haciendo nacer un nuevo idioma que surge de la mezcla de los dos manteniendo las culturas y así se relacionan entre ellos, a eso podemos llamar bilingüismo.

La relación entre las culturas

Así como la vida, el tiempo, las cosas pasan y cambian, también las sociedades cambian y se adaptan a los nuevos tiempos, según sus adecuaciones situacionales.  Estos cambios pueden ser voluntarios o forzados, estos últimos son los que se presentan de manera más frecuente.

La relación entre culturas puede ser una relación horizontal y de igual a igual o puede ser producto de una desigualdad y sobreposición cultural.

Los pueblos indígenas antes y ahora han mantenido fluidos intercambios de bienes y conocimientos que les han permitido, en el tiempo, estructurar sociedades con sistemas sociales y económicos acordados y compartidos.

La presencia de culturas con características contextuales e históricamente diferentes a las originarias del continente americano, provocaron choques culturales graves, que afectaron enormemente al desarrollo de los pueblos americanos. Los indígenas concebían al mundo y con este a los otros en una relación totalmente contraria a la visión de los extranjeros, mientras unos pensaban haberse encontrado con el eslabón perdido en la evolución del hombre o con seres sin alma ni pensamiento, los otros pensaban haberse encontrado con mensajeros que traían buenas noticias para el pueblo y así los recibieron. Sin embargo, la historia nos demuestra que este encuentro fue más un choque de desigualdades y atropellos que ocasionaron esclavitud y servilismo en los anfitriones obligados.

Los cambios o transformaciones los podemos distinguir entre los que se originan desde adentro de la sociedad, es decir, internamente, y las que son producto de contactos con elementos externos.

En algunas comunidades antiguas los comunarios en vez de hacer la guerra a muerte, inventaron formas menos violentas de comportarse frente a la invasión de los colonos, por ejemplo, muchas familias decidieron aceptar el idioma ajeno y obligaron a sus descendientes a olvidar su idioma materno y a aprender el idioma foráneo. Muchos ancianos resolvieron no volver a contar más los mitos y leyendas antiguas, para evitar que las nuevas generaciones sean despreciadas por sus creencias. Esta forma de enfrentar una situación conflictiva se generalizó en muchas partes y eso produjo cambios comportamentales.

Al interior de muchas familias hasta hoy en día se sostienen conflictos sobre los nombres y apellidos, sobre la individualidad de las generaciones actuales y la falta de respeto por los conocimientos y valores propios.

El desconocimiento de las formas de comprender el entorno y de relacionarse y organizarse, fueron entre otras las causas del desencuentro cultural y la desestructuración de sociedades antiguas con saberes y valores socialmente compartidos y actualmente útiles.

LA ALTERNATIVA INTERCULTURAL


La interculturalidad, antes que un concepto es un desafío vital, una actitud de apertura que libera de la tiranía de los prejuicios y de las aparentes certezas absolutas, que nos conducen al estancamiento y a la intolerancia.

Abrirse al otro es una empresa que nos coloca frente al misterio y la incertidumbre. El reto es aprender a convivir entre todos sin distinción, sin impacientarse ni aferrarse a conceptos dogmáticos.

La interculturalidad es un desafío por el respeto al derecho de tener una propia manera de pensar y entender el mundo y a la heterogeneidad de formas de vida. Es un reto intentar establecer vínculos horizontales entre personas de culturas diferentes. La voluntad de comprender al otro sin ponerle condiciones, posibilita que la empatía y la comunicación fluyan superando los obstáculos que se originan en el temor a la apertura y a la inseguridad sobre lo que se desconoce.

A todo esto, se debe reconocer que no somos producto de una sola cultura sino que en nuestra vida cotidiana, incorporamos aspectos culturales de distintas fuentes. Por consiguiente, la Interculturalidad y el desafío que nos plantea, no se refiere solamente a nuestras relaciones con los otros, sino que supone también una mayor comprensión y aceptación de nosotros mismos, esto es la valoración de conocimientos y saberes, la auto estima y la identidad cultural.

Revaloración cultural

Revalorización cultural es el aspecto fundamental de la interculturalidad, pues solamente en la medida en que se refuercen el auto-estima grupal será posible una relación de horizontalidad democrática y no de verticalidad dominante con la cultura de la sociedad envolvente.

Es difícil no caer fácilmente en la tentación de pensar que el futuro está en el pasado y que el pasado alberga la riqueza de nuestras culturas dominadas, alienadas, marginadas, como es el caso de la cultura guaraní.

La identidad no es algo acabado ni puede llegar a serlo, la identidad siempre se esta haciendo. Un individuo o un grupo social no son una esencia inmutable que resiste todos los cambios. Un individuo, un grupo social, es aquello que hace de sí. En otras palabras, no es que tiene una historia, sino que es su propia historia.

Lo propio cambia contantemente, se reinventa y desarrolla. Revalorar la cultura es la integración de elementos y aspectos nuevos, de formas distintas e incluso inéditas, que sirvan para desarrollar los saberes y conocimientos que por generaciones fueron útiles para sostener una manera propia de ser en equilibrio con el entorno y con sus componentes.

En la revaloración, el énfasis no debe estar sólo en salvar o rescatar, sino principalmente en impulsar. No es en una actitud de regreso al pasado, sino de impulso a las capacidades y potencialidades de un grupo cultural en el presente y en el futuro, como estaremos colaborando con la revalorización de su auto-estima y de su autenticidad.

La cultura guaraní a la que se define como “Ñande Reko”, es la manera como se reinventa y recrea permanentemente el modo de ser, la manera de organizarse, comportarse, trabajar, relacionarse con los animales y las plantas, las técnicas que se usan para cazar o cultivar, hacer las casas, etc., todo lo que es propio o tradicional, es lo que sirvió a nuestros antepasados y que es útil para nuestros tiempos y por esto es necesario revalorar, fortalecer e impulsar su desarrollo.

Los pueblos indígenas tienen mucho que enseñar a los hombres modernos. Quienes hayan tenido el privilegio de conocer pueblos indígenas antiguos que se mantengan al margen de la contaminación de los "progresos" de los "blancos", habrán observado que la mayoría de los indígenas son seres que se encuentran en un estado de virginidad envidiable; que se respetan los unos a los otros de una manera que no es posible ver ya en nuestras odiosas ciudades modernas; que son hombres humildes, pero con una dignidad que ya no existe "ni en las mejores familias" de estas sociedades decadentes; y que son seres humanos verdaderos, que comparten con su prójimo sus alegrías, sus tristezas y sus pocos haberes materiales.



ELEMENTOS ESENCIALES DE LA CULTURA GUARANI




Territorio:

Sin espacio territorial no puede haber cultura guaraní. Pueden haber personas que digan que son de origen guaraní, pero no les sirve de nada si no tienen este elemento que es la madre del Ñande Reko,  el territorio - Ñande ivi reta -. Veamos porqué:

Ancestralmente el territorio tenía tres espacios más o menos definidos,
estaba la casa y su oka,
su patio y el conjunto de casas y patios que hacían la comunidad,
después están los cultivos o chacos
y por último estaban los espacios para cazar y entrar en contacto con la naturaleza y su creador.

Si faltaba uno de estos espacios, la cultura empezaba a morir o empieza a cambiar.

A estos tres espacios se relaciona toda la organización social, económica, jurídica, folklórica, idiomática, religiosa y otros elementos que hacen la cultura guaraní y su cosmovisión. Por ello es que la ruptura de uno de los espacios rompe totalmente la organización y la cosmovisión.

Una persona sin oka, es una persona sin comunidad y eso quiere decir que se queda sin parientes – tëtara reta –, sin chaco, consecuentemente sin producción y sin arete – entiendase como reciprocidad y convite, es decir, el funcionamiento de la economía comunal y por lo tanto circular y sin ser persona, es un – paravete –, un desgraciado.




La familia: 


Es el núcleo de la sociedad guaraní. La familia guaraní es extensiva en todo el territorio donde encuentran sus parientes, parecería que todos provienen de un solo abuelo y abuela.

En la familia todos se reconocen como tëtara – hermanos - a todos los que hablan el mismo idioma, si son menores dicen a los mayores tuti si son mayores dicen tai, tipe, rii, es una forma de sentirse en familia y de ser partes de una gran hermandad.

El guaraní que no tiene familia o que reniega de ella es considerado pobre, sin hermanos – paravete -.


El trabajo:


Se trabaja para disfrutar de los frutos que se obtiene de la tierra, un ejemplo es la repartición de la economía comunitaria; cuando se cosecha el maíz. Después de la cosecha se hace la chicha y se disfruta de ella, compartiéndola entre todos en la comunidad, por eso antes los aretes podían durar varios meses.

Aparte del cultivo del maíz están otras actividades como la construcción de viviendas, el traslado a otros lugares u otros trabajos que requerían el concurso de varias personas; para ello se utiliza el sistema de trabajo comunitario o – motiro – que termina siempre en un convite.


El reparto de los bienes: 


La economía se basa en el usufructo de los bienes que proporciona la naturaleza, frutos del cultivo o de la cacería.  La economía es circular y funciona a través del don o aporte de cada quien. El afán de compartir o agradar antiguamente era la manera en la que funcionaba la economía y luego casi paralelamente estaba el trueque. Si este sistema era alterado con una u otra actitud contraria, los causantes debían sufrir lo "embargos" a la que eran sometidos hasta volver a normalizar su relación económica con la comunidad.


La religión: 


Actualmente se conserva en un estado profundo al interior de las comunidades guaraní, las formas de expresión religiosa antigua. De manera general, la cultura impuesta que se cree superior a las demás, dice que los pueblos indígenas no tienen religión, que solo tienen creencias o supersticiones, lo cual no es cierto.

Lo que podemos afirmar sin equivocarnos, es que los guaraní ha tenido siempre, como todas las culturas del mundo, una forma propia de ver el mundo y el universo; por ello es que hay mitos y leyendas sobre la creación del mundo, el diluvio o el fin de la creación. La diferencia con otras culturas radica principalmente en las formas de expresar su relación con Dios y con sus semejantes.

De las inspiraciones divinas guaraní, extraemos los seres divinos que aún hacen parte de la espiritualidad de las comunidades:

- ÑandeRu Tumpa, Dios Padre
- Tatu Tumpa, Dios Armadillo
- Aguara Tumpa, Dios Zorro
- Kaa Iya, Dueño del Monte
- Chinu Tumpa, Dios Colibrí
- Ñande Yari, Nuestra abuela

Estos nombres son el esqueleto de lo que podríamos denominar “teología guaraní”, que es la forma de ver y hablar de Dios de acuerdo desde la propia cultura.

Lo fundamental de esta teología es que esta ligada al accionar de los guaraní y motiva a vivir.


En nuestros pueblos hay hombres de conocimiento (médicos-sacerdotes – ipaye reta -), depositarios, como tantos venerables ancianos indígenas que se encuentran diseminados aún a lo largo y ancho de toda América, de antiguas tradiciones y secretos que se gestaron y transmitieron en esta bendita tierra que ellos han habitado desde hace miles de años; herederos de profundos conocimientos de la medicina, de la naturaleza y sobre todo, vivos exponentes de una espiritualidad verdadera que siempre han transmitido, con amor desbordante, a quienes les respetan y abren su mente y su corazón permitiendo que esa sabiduría e influjo espiritual sea recibida.



A MODO DE CONCLUSIÓN



Existe una identidad indígena de acuerdo a la pertenencia a una manera de ser que se remonta a tiempos sin memoria y más allá de los tiempos históricos; esa manera de ser está viva, aunque diseminada en pedacitos, los cuales prácticamente se desconocen entre sí, y que han comenzado a contactarse gracias a problemas comunes respecto al karai – hombre blanco –.

Algunas veces cuesta reconocer el fondo o la intencionalidad de las características de un pueblo, mitos, ritos y símbolos por la amalgama con elementos de diversas procedencias. En algunos casos como en los ritos de fecundación o de pedido de lluvias están fuertemente ligados con la agricultura y la generación y son considerados altamente sagrados, se los puede reconocer por su manifestación externa, así como en la colocación de la tembeta (símbolo masculino en el labio) o el yekuaku (momento de reposo para la niña que tiene su primera menstruación), son entre otros, ritos perceptibles donde la cultura se presenta casi intacta.

Consideramos que, si se protegen ciertos sitios y monumentos históricos, incluso señalándolos como "patrimonio de la humanidad" y se gastan presupuestos en su conservación, con qué mayor razón debieran ser protegidas, conocidas y desarrolladas las culturas indígenas, donde se conservan valores y conocimientos necesarios para estos tiempos. En este sentido, es necesario el fomento en el estudio de las lenguas indígenas dentro de las mismas comunidades, así como la educación bilingüe, son factores de integración, e identificación para sus portadores y saberes que son aporte para su desarrollo y el de otras culturas.

Los estudiosos e interesados en las culturas indígenas, por la misma valoración de esas culturas y por su familiaridad con ellas, pueden hacer tal vez más de lo que piensan para su preservación, así como ellas les pueden retribuir generosamente en orden de conocimientos. Para esto es necesario adoptar una actitud abierta y receptiva para valorar, impulsar y generar nuevos frutos en bien de una sociedad más justa y sin distinciones.

 

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